Desde pequeña tuve clara mi vocación: quería ser abogada para poder ayudar a los demás. Esa idea tan simple es la que me ha llevado hasta aquí y es mi motor diario.

Estudié el Grado en Derecho y el Máster de Abogacía mientras lo compaginaba con mis primeros trabajos en el mundo laboral. Aunque no estaban relacionados directamente con el mundo del Derecho, sí tenían mucho que ver con el trato al cliente y el servicio a las personas, por lo que me aportaron habilidades prácticas, tan útiles y necesarias como la teoría.

En plena pandemia aprobé el Examen estatal de acceso a la profesión y en septiembre de 2020 por fin me colegié como abogada ejerciente, cumpliendo así mi primer objetivo.

A día de hoy la vocación y la idea de querer ayudar a las personas siguen intactas, siendo mi objetivo actual dar el mejor asesoramiento posible a mis clientes y acompañarlos en la resolución de sus problemas legales para darles la tranquilidad que tanto buscan cuando acuden a mí.